Webb JA, Keller SL, Southorn EP, Armstrong J, Allen DG, Peregrine AS, Dubey JP
J Am Anim Hosp Assoc 2005;41:198-202.
Un perro schnauzer gigante, macho castrado de tres años y medio se presentó con una dermatitis alopécica pustular. Una anemia hemolítica inmunomediada había sido diagnosticada 45 días antes. En el momento de la presentación, el perro estaba tomando prednisona, azatioprino y ciclosporina.
Se diagnosticó la protozoosis cutánea y el examen post-mortem reveló protozoos en tejidos cutáneos, cardíacos, pancreáticos y pulmonares. El protozoo dividido por endodiogénesis, tenía la morfología de taquizoítos de Toxoplasma gondii (T.gondii) y se tiñeron positivamente con anticuerpos policlonales de T.gondii pero no con anticuerpos de Neospora caninum o Sarcocistys neurona. La inmunosupresión pudo predisponer a este perro a una toxoplasmosis diseminada.
