Esta enfermedad puede ser una fuente de angustia para los dueños de los perros , sobre todo cuando se presencia este trastorno por primera vez en la mascota.
La epilepsia idiopática puede aparecer entre los 6 meses y 6 años de edad y se considera también una enfermedad hereditaria. Ciertas razas tienen mayor predisposición a padecerla (como Cocker Spaniel, Beagles o Pastor Belga), por lo que aquellos perros diagnosticados con EI , no deben ser usados para la reproducción.

Fases de la epilepsia en perros
- Aura: momento previo a las convulsiones. Los signos más comunes son cambios en el comportamiento del perro, suelen ser sutiles e incluyen búsqueda de atención, inquietud y ansiedad.
- Ictal: se produce el ataque epiléptico . Puede durar entre pocos segundos a varios minutos. El perro se pone rígido y cae al suelo con movimientos espasmódicos. Deja de estar consciente y, en muchas ocasiones, no podrá controlar los esfínteres.
- Post-ictal: tras las convulsiones. El perro puede encontrarse desorientado. Ocasionalmente puede aparecer ceguera y sordera temporal u otras anormalidades neurológicas.
Diagnóstico
Exámenes recomendados para determinar una posible causa subyacente que provoque las convulsiones en el perro:
- Anamnesis
- Examen físico y neurológico completo
- Análisis de sangre: bioquímica , hematología y ácidos biliares pre y post-pandriales
- Ecografía abdominal y radiografía de tórax.
- Resonancia magnética
- Análisis de líquido cefalorraquídeo
- Pruebas de PCR : descartar enfermedades infecciosas.
- Pruebas de ADN : descartar enfermedades de base genética.
Tratamiento
La epilepsia no tiene cura ni tratamiento preventivo; pero gracias a la farmacoterapia se consigue reducir los signos clínicos de la enfermedad. El objetivo del tratamiento es restaurar una vida normal para el perro y para su dueño mediante un control completo de las convulsiones y minimizar los efectos adversos. La idea es reducir la frecuencia, severidad y duración siendo aceptables para el dueño.
El asesoramiento y educación del propietario con respecto a la enfermedad es vital para el éxito del tratamiento. El dueño debe entender que la epilepsia es un problema de salud crónico y que es difícil de predecir su pronóstico. Tiene que tener un compromiso emocional, económico e invertir tiempo para lograr resultados favorables.
Idealmente se utiliza un solo fármaco antiepiléptico para evitar interacciones farmacológicas y para facilitar la administración por parte del cliente. Los dos medicamentos más empleados en el tratamiento de la epilepsia en perros son el fenobarbital y el bromuro de potasio . Existen otras alternativas como gabapentina , l evetiracetam o zonisamida ; pero son de coste mucho más elevado y no parecen ser más eficaces que los dos anteriores.
Deben programarse seguimientos periódicos para medir las concentraciones séricas de los fármacos antiepilépticos, hemograma y bioquímica. Si hay aumento de peso corporal en el perro o diarrea se evaluará la función hepática para ajustar la dosis. Estas citas en la clínica veterinaria servirán también para aclarar cualquier duda que le surja al propietario.
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